lunes, 11 de julio de 2016

II Hazme Sentir Vivo

II

He despertado sintiéndome bien, en la mañana no hice mucho, estuve en el celular y teniendo ganas de leer algo bueno, pero esas ganas a la vez eran opacadas por la pereza, ahora son las 3:00 pm y me han entrado unas ganas de llorar enormes, al comienzo pensaba que no sabía porque estaba sintiéndome así, pero ahora que lo pienso, si hay una razón; y es que estoy cansado de la monotonía de mi vida, me siento como la basura del mundo, alguien invisible, sin esperanza, esto de vivir me está matando lentamente, no quiero seguir pensando en lo miserable que es mi vida y por esa razón me han entrado unas ganas enormes de ir al café que queda en unas dos cuadras.

Me levanto de mi cama y agarro mi chaqueta de cuero y mi billetera, salgo y a pesar de que hay sol, está haciendo frio, mucho a decir verdad. Camino pasando por las calles hasta que visualizo la entrada del café, estando frente a la puerta la abro haciendo que suene la campañilla que se encuentra arriba de esta, algunas personas giran la cabeza para verme, me acerco a la mesa que está al lado de la ventana grande desde la cual se ve toda la calle, tomo asiento esperando hasta que un chico se acerca y anota mi pedido, decido comer una magdalena con un café de vainilla.

-¿Qué haces que no te has muerto?

– ¿Sabes el ridículo que estás haciendo aquí sentado solo? Mira a tu alrededor, tu eres el único que esta solo sentado en una mesa, las otras personas están acompañadas y tu aquí; tan miserable y solo.

-Matate, hazte un favor. Hazlo, hazlo, hazlo, hazlo, hazlo, hazlo, hazlo- comenzaron a atormentarme aquellas voces quisiera olvidar.

– ¡No lo hare, no les daré ese gusto a ustedes, me voy a vengar me las van a pagar!- creí que estaba pensando, pero al darme cuenta que no era así y que todos me venían como loco mi cabeza quería explotar, no soporto tantas miradas sobre mí, tengo que salir de aquí.

-¡Hey! Tienes que pagar.- escucho al chico tras de mi quien agarra una de mis manos, pero las voces aún siguen en mi cabeza más fuertes y más crueles.

-¡Suéltame joder!- al ver que no lo hace, le doy un puñetazo el cual hace que el chico caiga inconsciente al suelo- se despertara en unos minutos- aviso para que no se preocupen, aunque la verdad me importa una mierda.

Camino por las calles comenzando a ver todo borroso a causa de unas lágrimas que sin previo aviso comenzaban a salir, sujetaba mi cabeza con ambas manos susurrándome una y otra vez que todo va a estar bien sin embargo no parecía funcionar, ni contando del 1 al 10 como dijo el Doctor Bartram.

Seguí caminando con aquellas voces las cuales no se han callado en ningún momento, ya solo faltaba una cuadra para llegar a casa, iba a cruzar la calle mire por si no venía ningún auto pero las lágrimas en mis ojos no me permitieron ver bien y casi soy arrollado por un auto, algunas personas se alarmaron y otras gritaron pero al ver que fue un casi atropello siguieron su camino un poco preocupados. Abro la puerta de mi casa queriéndome deshacer de aquellas voces, azoto la puerta y comienzo a tumbar todo lo que hay a mi paso, cuadros, porcelanas, el televisión, rompo la mesa del centro con el florero que estaba encima de este y los sofás los volteo.

Llego a mi habitación, destiendo mi cama con una furia enorme gritándole a aquellas estúpidas e infernales voces que me dejen en paz, que no son reales, pero todo parece empeorar cuando sin previo aviso me entra un ataque de pánico la sudoración y sensación de estarme ahogando hacen que mi ritmo cardiaco de descontrole, desesperado me acerco al armario y comiendo a sacar todo lo que hay dentro de él, desgarro unas cuantas camisas y me acerco a la mesa donde está la laptop y algunas cosas que al pasar mi mano bruscamente por estas, caen al suelo haciendo que salgan pedazos por todas partes, aun con esas voces que parecen que nunca acabaran me acerco a la cama y me siento tratando de calmarme pero la verdad es que se me es imposible, me acuerdo de las pastillas así que me dirijo al baño en donde me quedo parado en frente del lavabo y me miro al espejo del gabinete, respiro una y otra vez pero no funciona y ya cansado de esta situación rompo con un puño aquel espejo frente a mí, miro mi reflejo en los pedazos que han caído sobre el lavabo y agarro un trozo grande, me siento en el suelo lentamente apoyando mi espalda contra la pared, comenzando con mis manos temblorosas y mi respiración descontrolada a hacerme unos cortes profundos uno, dos… seis en cada muñeca.

Han pasado dos minutos que para mí han sido una eternidad, me he acercado al inodoro para poder vomitar, cuando termino miro mis muñecas las cuales están repletas de sangre, la cual en unas partes están secas, miro a mi alrededor y parece como si hubiera salido de una ducha de sangre y no hubiera secado el suelo haciendo que mis alarmas se disparen, así que como puedo saco mi móvil del bolsillo del pantalón y marco su número.

-Necesito que venga por mí- es lo único que digo, el celular cae de mis manos y no veo nada más. 

°°°

Hola a todos quienes comienzan a leer la novela, bienvenidos a la segunda entrada, quiero con toda mi alma que les guste.
¡Nos vemos en la siguiente entrada!
Besos. 

1 comentario:

  1. Pobre chico, me da mucha nostalgia, es que simplemente no me parece justo que tenga que pasar por tal cosa y sufrir de esa manera. Es que incluso a veces me identifico. SÍGUELA, ELA O TE MATO AJAJAJ.

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